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Blur y La Riviera vuelven a bailar

La banda británica llena de nuevo La Riviera, sala que no pisaba desde 2003.

Blur comenzando su concierto de La Riviera

La cancelación del primer día del Primavera Sound Madrid, en su año inaugural, debido a las condiciones atmosféricas, desembocó en un concierto de Blur reubicado en La Riviera.


Los británicos han visto reducido su público, de unas decenas de miles de personas la semana pasada en Barcelona, a un par de miles en Madrid, creando así el concierto íntimo perfecto.


Llegada la hora esperada, las luces empezaron a apagarse. Acto seguido la banda tomó el escenario a ritmo de St. Charles Square (canción anticipada de su próximo álbum The Ballad of Darren).


El concierto avanzaba en un viaje extraordinario por toda la discografía del grupo, con unas primeras paradas en There's No Other Way, Popscene y Trouble in the Message Centre; y recuperando canciones que llevaban años sin tocar, como Country Sad Ballad Man (tocada por última vez en 2015) o Sing (tocada por última vez en 2013).


Los ingleses tenían claro para que estaban ahí, para controlar a su público y reinar sobre la sala con su característico "britpop". Lo consiguieron a la perfección.


Damon Albarn, con su actitud chulesca, frente al público de La Riviera

La chulería de Damon mantuvo eufórica a la multitud en todo momento. Los asistentes, resguardados de la lluvia en aquella sala, no consiguieron librarse de acabar mojados debido a la cantidad de vasos de agua que el cantante iba lanzando hacia ellos.

Megáfono en mano en algunas canciones, sentado en el piano en otras, dejando el alma en la guitarra en las restantes. Todo esto, sin prescindir de una necesaria pausa, para quitarse la dentadura tras varias canciones, con la finalidad de "que no saliera disparada a la boca de una persona del público mientras cantaba".


Graham se mantuvo fiel a sus guitarras, demostrando su control y su poderío sobre ellas. Sus cambios de guitarra, casi en cada canción, no le impidieron deleitarnos con saltos, solos impecables e incluso alguna caída en el escenario.


Alex regalaba distintas poses, haciendo del escenario su propio desfile, todo esto sin separarse del bajo ni un instante.


Dave, tras la batería, fue el responsable de acompasar los latidos del público al ritmo del bombo en cada canción.


Parklife empezó a sonar, y esta vez no era Damon quien lanzaba agua. Los vasos de cerveza de los asistentes empezaron a volar por los aires al ritmo de la canción. Song 2 hizo que La Riviera temblara, dos mil personas vibrando y saltando al unísono con una energía que transmitía el buen rollo a puñados. This Is a Low fue la primera despedida del grupo, tras la que el escenario se encontró vacío varios minutos.


El grupo, con ganas de más, volvió bajo los focos bebidas en mano. Girls & Boys se ocupó de que no quedara nadie en el público sin bailar, saltar o sudar. El concierto se acababa, y tanto el público como la banda eran conscientes de ello, pero hicieron magia juntos en sus últimas canciones. Pasando por el himno Tender llegamos a The Narcissist, el primer single de su nuevo album, que será publicado el 21 de julio.


The Universal fue el broche de oro con el que coronaron la noche. Convirtieron al público en un coro, un instrumento más para terminar la última canción con la sensación de que la vida puede ser preciosa a pesar de todo.


Ovacionados por la multitud, los músicos se despidieron emocionados, Dave lanzaba sus baquetas al público mientras Graham hacía lo mismo con sus púas.


El escenario volvió a quedar vacío, esta vez sin una posible vuelta de la banda para un nuevo bis. Las miradas de los asistentes dejaban clara una cosa: Blur sigue siendo esa banda legendaria que te puede hacer vivir de verdad durante unas horas.

La banda británica en una de las últimas canciones, previas al bis, del concierto del pasado 8 de junio en La Riviera

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